Según esta visión, tenemos libertad para asegurarnos de que algo ocurra o para impedir que se produzca. Disponemos de libre albedrío, y la elección siempre depende de nosotros. Por ejemplo, si le echan la buenaventura podrían decirle que va a tener un accidente en barco en una fecha concreta. La adivinación le indicaría, en cambio, que un viaje en barco en tal fecha podría provocarle problemas y le aconsejaría que se mantuviera alejado de los barcos. Usted podría entonces cancelar el viaje en barco o ser extremadamente cuidadoso mientras estuviera embarcado. La buenaventura le dice que no tiene elección: se encontrará a bordo de un barco en aquel momento y tendrá un accidente. La adivinación le dice que dispone de libre albedrío: puede irse al desierto o, al menos, puede mantenerse alejado de los barcos. En este libro defendemos, absolutamente, el libre albedrío, no la predestinación.
Existe otra razón, una razón práctica, para practicar la adivinación en lugar de echar la buenaventura. En muchos estados, condados y ciudades es ilegal echar la buenaventura a cambio de dinero. Si usted está pensando en dedicarse a ofrecer lecturas a la gente y a cobrar por ello, le aconsejo que llame a su ocupación «asesoramiento psicológico», «adivinación» o, si obtiene un certificado ministerial,
«asesoramiento espiritual o religioso».
En las páginas siguientes presentaré un método para practicar la adivinación utilizando únicamente las cartas de los Arcanos Mayores. Quisiera destacar aquí que puede realizarse una buena lectura utilizando sólo estas 22 cartas. Suelen representar fuerzas cambiantes, en lugar de las fuerzas estáticas representadas por los Arcanos Menores. La utilización de los Arcanos Menores puede proporcionar más detalles, pero el uso exclusivo de los Arcanos Mayores ofrece más información sobre cómo están cambiando o cambiarán las cosas en su vida.
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