Conozco algunas personas que aseguran ser ocultistas y que coleccionan barajas de Tarot. Su colección, en realidad, es el único argumento que tienen para decir que conocen lo oculto. Pero algunas de las barajas que coleccionan están tan alejadas de todo cuanto pudiera considerarse «metafísica» que me pregunto a qué rama del ocultismo deben pertenecer. Una baraja que vi una vez tenía cada carta dibujada por un autor distinto. A pesar de que estaba basada en la baraja de Waite, resultaba absurda hasta el punto de representar ¡personajes populares de los dibujos animados en algunas cartas! Existe otra baraja, llamada el Tarot de las Brujas (ciertamente, un insulto para muchas brujas, o para todas), que se creó
para una película de James Bond.
En resumen, nada demuestra que el Tarot provenga de una única fuente antigua, ya sea Egipto, la India, China o cualquier otro lugar. Es sabido que se introdujo en Europa a principios del siglo xiv, pero su procedencia original constituye uno de los grandes misterios del universo imposibles de demostrar (por el momento).
A continuación quisiera ofrecer mis suposiciones, también indemostrables, sobre la evolución de las cartas. Es sabido que tanto la India como China poseían juegos que, en menor grado, se parecían a las barajas de cartas. Aunque es indemostrable, yo sostengo que podría haber ocurrido que algún viajero procedente de aquellos países que se dirigiera a Oriente Medio, o quizás algún comerciante de Oriente Medio, que hubiera ido a la India o a China, dejara de algún modo uno de estos sistemas, o una versión de los mismos, en uno de los países del Oriente Medio. Posteriormente, durante las Cruzadas, un caballero podría haberse llevado uno de estos prototipos de baraja para ofrecerlo a su se-ñor o a su rey.
Más tarde, el señor o el rey, dando muestras de una egoísta vanidad («Tengo algo que vos no poseéis»), mostró el juego a un semejante, otro señor u otro rey. Esta segunda persona decidió tener uno igual. O bien, de forma parecida, el dibujante de algún señor mostró el juego al dibujante de otro señor, el cual realizó una copia directa o elaboró una versión de memoria. Trasladándose de señor a señor, de rey a rey, el Tarot fue evolucionando.
En aquel tiempo había gremios de artistas que, como los masones, podrían haber incorporado alguna forma de conocimiento místico. Es cierto que muchos artistas de la época, de épocas anteriores y de la actualidad se han interesado por la relación entre lo humano y lo divino. Uno de estos artistas podría haber añadido algún tipo de misticismo a los dibujos del Tarot, y otro artista podría haber añadido más. Este proceso habría seguido hasta dar paso al Tarot tal como lo conocemos actualmente.
Pero la pregunta básica es la siguiente: «¿Es realmente importante saber de dónde procede y cómo evolucionó el Tarot?». La única respuesta debe ser un NO rotundo, ya que la utilidad del Tarot como poderoso instrumento místico y mágico ha quedado demostrada a lo largo de los últimos siglos.
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