El segundo método vibratorio es la fórmula externa (evocatoria). Lo que se pretende con esta fórmula es excitar la atmósfera (en realidad, el llamado Plano Astral) que nos rodea. Esto está ejemplificado en la parte de «La formulación de los Pentagramas» del RMDP. El método es bastante parecido al de la fórmula invocatoria. Se trata de inhalar completamente, y, mientras exhalamos, debemos pronunciar con voz alta y vibrante las palabras adecuadas, en este caso los nombres de Dios. Aquí, los nombres de Dios se alargan hasta convertirse en: AAAAAAA-GLÁÁÁÁÁÁÁ. Debemos utilizar toda la exhalación en la pronunciación del nombre de Dios o de las palabras cuando realicemos la fórmula evocatoria. La diferencia principal entre las dos fórmulas es que en la evocatoria debe usted sentir que todo el universo que tiene ante sí resuena en armonía con su vibración. Debe sentir cómo todo su cuerpo y todo el universo vibran con su llamada.
Existen variaciones menores de estas dos fórmulas básicas, como la de ver arder ante nosotros las palabras que deseamos hacer vibrar y hacer que la vibración recargue y avive las llamas. Otra forma consiste en deletrear la palabra según un método determinado en el interior de nuestro cuerpo. Estas variaciones no son tan importantes como las instrucciones indicadas aquí.
Algunos estudiantes de magia no pueden permitirse el lujo de disponer de un espacio donde poder pronunciar con voz vibrante, fuerte, firme y autoritaria los nombres de Dios y las palabras de poder. De hecho, necesitan mantener su trabajo en secreto. Si se encuentra usted en esta situación, puede utilizar lo que se llama, para disfrazarla, la «Gran Voz». Es decir, puede realizar las fórmulas vibratorias en silencio o en voz muy baja, quizás al nivel de un susurro o de una conversación tranquila. Sin embargo, aunque lo haga así, debe experimentar igualmente el fenómeno vibratorio. Debe notar cómo vibran las diversas partes de su cuerpo al practicar la fórmula invocatoria. Debe sentir que el universo entero resuena en armonía cuando utilice la fórmula evocatoria. En otras palabras, debe obtener los mismos resultados tanto si pronuncia las palabras en voz alta y vibrante como si utiliza la Gran Voz.
Si debe utilizar la Gran Voz regularmente, le sugiero que busque un lugar donde poder practicar utilizando la voz alta y fuerte unas cuantas veces. Cuando todo a su alrededor parezca «cambiar» ligeramente, sabrá que está pronunciando las palabras con la vibración correcta. Estos cambios no son cambios físicos, pero «sentirá» que el lugar es distinto. Si practica utilizando el RMDP (una muy buena idea) sentirá que el lugar es más limpio y más fresco. También es posible que descubra que debe adaptar el tono de su voz, incrementándolo o disminuyéndolo, para con-seguir que todo vibre de la forma adecuada. Cuando encuentre el tono correcto para usted, ¡lo sabrá! Su voz sonará más fuerte y más autoritaria, y el aire parecerá estar lleno de energía crepitante. Entonces, sabrá a qué nos referimos cuando decimos que «la voz de un mago auténtico es algo impresionante de escuchar».
Como nota final al RMDP, recuerde incluir todo lo que realice en su diario mágico y, lo más importante:
¡Practique el RMDP con sentimiento!
¡Practíquelo a menudo! «¡Inflámese
con la oración!»