1. Camaradería. A veces, ser mago puede ofrecer una perspectiva solitaria, y es bueno tener amigos con intereses parecidos.
2. Especialización. Las personas que foiuuan un grupo mágico deben tener conocimientos parecidos, hasta un cierto nivel, pero nadie puede ser un experto en todos los campos del ocultismo. En un grupo, una persona puede estar especializada en el Tarot (aunque todos los del grupo deberían estar familiarizados con el Tarot), otra puede estar especializada en Astrología, otra en la historia del ocultismo y otra en las ceremonias y los rituales. De este modo, cuantas más personas haya en el grupo, mayores serán las posibilidades de que algún miembro conozca un tema determinado cuando el grupo necesite información sobre éste.
3. Poder. A pesar de que algunas personas lo negarán, la verdad es que cuanta más gente haya en un grupo, mayores serán los niveles de energía psíquica que se generen. Quizás ha experimentado usted los flujos de energía en un concierto de rock o en un partido de fútbol. Esto no es más que energía psíquica mal controlada. La magia nos enseña a controlar esta energía mediante las técnicas que ha estado usted aprendiendo. Evidentemente, la intensidad aumenta en proporción al número de personas que estén presentes. Más aún, la cantidad de energía aumenta geométricamente y no por simple adición. Esto significa que si una persona genera una cantidad de energía psíquica «E», entonces,
— 2 personas (podrían) generar 2E,
— 3 personas (podrían) generar 4E,
— 4 personas (podrían) generar 8E,
— 5 personas (podrían) generar 16E,
— 6 personas (podrían) generar 32E,
— 7 personas (podrían) generar 64E, etc.
Como puede ver, incluso pocas personas trabajando juntas pueden provocar un efecto más grande que un número mayor de personas trabajando individual-mente. Esta, por cierto, no es una teoría que me haya inventado yo. Está basada en las Teorías de los Campos de Einstein y es aceptada por la mayoría de los ocultistas que conozco.