Pero para hacernos realmente una idea de cómo se interrelacionan los elementos, debemos trasladarnos momentáneamente a China. En el misticismo chino, nunca ha habido ninguna duda en cuanto al número de elementos de la magia ni en cuanto a sus nombres. Sin embargo, sus nombres difieren ligeramente, de modo que a continuación presentamos las correspondencias entre los sistemas chino y occidental.
En el dibujo siguiente verá que según la distribución de los elementos chi-nos alrededor del pentagrama, éstos siguen un orden algo distinto al del sistema occidental mostrado anteriormente. Pero el sistema chino está muy bien pensado. Si seguimos la dirección de las agujas del reloj alrededor del pentagrama de los cinco elementos orientales, estamos siguiendo lo que se llama «El Ciclo de la Creación o Generación». He aquí una explicación simbólica de este ciclo:
El Fuego consume las cosas y éstas acaban convirtiéndose en Tierra. Los Metales se crean a partir de la Tierra. El Agua circula a través de cañerías de Metal. La Madera se crea a partir de los nutrientes vitales del Agua. Evidentemente, ésta es una interpretación moderna; sin embargo, ayuda a recordar el ciclo. Si sigue los caminos de los brazos del pentagrama, estará siguiendo lo que se denomina «El Ciclo de Control de la Destrucción». He aquí una explicación moderna de este ciclo:
El Fuego purifica o destruye el Metal. El Metal, manifestado en la hoja de un hacha, da forma a la Madera o la destruye. Los instrumentos de Madera pueden utilizarse para controlar la Tierra. Los diques de Tierra controlan el Agua. El Agua apaga (destruye) el Fuego.
Así, podemos ver que en el sistema oriental puede utilizarse un elemento mágico determinado para realizar una de las tres cosas siguientes:
1. Mejorar el elemento en sí (Fuego + Fuego = 2 Fuegos).
2. Mejorar otro elemento (añadir Fuego a la Madera y así aumentar la Tierra).
3. Compensar otro elemento (el Agua compensa el efecto del Fuego).